Semillas Andantes nos acerca al sorprendente mundo de las plantas y las semillas, a través de sus sofisticados diseños y de sus estrategias para llegar a nuevos territorios.

Durante millones de años, las plantas han desarrollado y perfeccionado distintas unidades de diseminación que les permiten propagarse, como las semillas, esporas, bulbos, frutos completos o partes de la misma planta.

Las semillas son como cápsulas protectoras que contienen un embrión (del cual nace la planta), un endosperma (una fuente de alimento para que pueda crecer) y un episperma (una capa exterior). Su objetivo es llegar al lugar adecuado en el momento óptimo de germinación, pudiendo suspender el crecimiento de la planta ante condiciones desfavorables (por cientos de años si es necesario).

La gran mayoría de plantas, tal y como las conocemos ahora, producen semillas con una capa llamada carpelo (el fruto que las protege). Son conocidas como angiospermas (que en latín significa ‘semillas en un recipiente’) o como plantas con flores y evolucionaron a partir de las gimnospermas (plantas que no florecen).

Su nombre proviene del griego γυμνός, ‘desnudo’, y σπέρμα, ‘semilla’; es decir, ‘semilla desnuda’. Siendo las coníferas las plantas de este tipo más conocidas. La mayoría de las coníferas llevan las semillas en estructuras especializadas llamadas conos, que protegen a las semillas y facilitan su dispersión por viento.

Es sorprendente la variedad de semillas, en sus tamaños, colores y formas. Podemos encontrar semillas microscópicas o del tamaño de un balón de futbol; semillas translúcidas, de un negro casi puro o de un rojo brillante; semillas tan ligeras que con un soplido son lanzadas al aire o tan pesadas que pueden llegar hasta los 20 kilos.

La semilla de la secuoya gigante mide tan solo 5 mm de alto y 1 mm de ancho, con unas alas de 1 mm, pero cuando crece se convierte en el árbol más alto. Hyperion es el nombre del ser viviente más alto del mundo, una secuoya roja ( Sequoia sempervirens) de 115 metros, que se halla en el Parque Nacional Redwood en California.  

Algunos árboles pueden vivir miles de años, Matusalén es el nombre de un pino longevo (Pinus longaeva) que tiene más de 4,800 años (más antiguo que las pirámides egipcias). Debido al ambiente hostil en el que vive (tierras áridas a más de 3 mil metros de altura y fuertes vientos helados), genera una resina que lo hace muy resistente, incluso ante parásitos y hongos. Se encuentra en el Bosque Nacional Inyo de California pero sólo unos cuantos científicos saben su ubicación exacta para protegerlo.

Si las circunstancias lo requieren, una semilla puede permanecer años y años “durmiendo”. En 2005, un equipo de científicos consiguió germinar una semilla de palmera datilera (Phoenix dactylifera) con 2 mil años de antigüedad, que fue recuperada en una excavación arqueológica años antes en la montaña de Masada, en Israel (siendo así la semilla germinada más antigua del mundo).

Las semillas que se dispersan con el viento pueden tener formas muy variadas para aprovechar de la mejor manera las corrientes de aire. Podemos encontrar las planeadoras, las que cuentan con un “paracaídas”, las que funcionan como un helicóptero, las que viajan como un cúmulo de polvo, las que parecen nubes, las que giran sobre su propio eje,